La antigua paradoja de Teseo es el punto de arranque de esta exposición que reflexiona sobre la identidad personal contemporánea.

El proyecto es una especulación caleidoscópica sobre la construcción fragmentaria del individuo a través de diferentes vías y elementos que intervienen y condicionan este proceso: el recuerdo, la proyección, el objeto y, sobretodo, la imagen, tanto preexistente como construida, poniendo especial énfasis en la digital.

El discurso se articula en torno a tres ejes interrelacionados y vinculados a la paradoja de Teseo

Piezas de un mismo barco: alude directamente a las capas por las que está compuesto el sujeto y su densidad semiótica.
El barco original: hace referencia a la tendencia del ser humano a generar una imagen subsidiaria de sí mismo para encajar dentro de los modelos establecidos por la sociedad.
Construyendo un nuevo barco: una reflexión sobre la necesidad actual de reinventar y actualizar nuestra identidad constantemente.

Los artistas de la exposición reflexionan sobre la condición múltiple del ser humano, el cual reúne cualidades y atributos dispares en un mismo cuerpo; es un cúmulo de experiencias y recuerdos fusionados en una entidad, se entiende como una suma de memoria, actualidad y proyección. Los retazos que conforman al sujeto podrían corresponderse con las piezas del barco de Teseo, cada una de ellas ayuda a definirlo, pero es imposible verlas todas al mismo tiempo. Algunas fueron dispuestas en primera instancia, asentando la base de lo que sería la embarcación posterior y, aunque después hayan sido encubiertas para continuar con el crecimiento, siguen constituyendo el núcleo esencial de su estructura.

El Barco de Teseo, que transita de la instalación a la fotografía pasando por el video, la pintura, la escultura, la ilustración y el collage, es una construcción de múltiples caras que reflejan, miran, diseccionan, leen, sueñan y descomponen al ser humano. Quince miradas al cuerpo, al pensamiento y a la imagen que fabricamos de ellos. La especulación sobre el individuo y su construcción identitaria que queda, por esta ocasión, en manos de15 jóvenes artistas españoles.

Esta muestra es un proyecto beneficiario de las Ayudas del Instituto de la Juventud de España para la Creación Joven 2014.

Comisaria: Nerea Ubieto (Es)

Artistas participantes:

Rosana Antolí: “My animal print” es una vídeo perfomance en la que la artista delimita un círculo con sus pies impregnados en tinta y comienza a bailar dejando huellas más nítidas, que salen del espacio marcado, se agrupan en una parte concreta, etc. Una metáfora de nuestros propios límites.

Zigor Barayazarra: “Best cry ever” es un proyecto que rompe con los estereotipos de la identidad masculina, asociada con ciertos comportamientos, y en su obra muestra hombres que lloran, que se sienten solos o que tienen miedo sin dejar de ser masculinos.

Pachi Santiago: En Copying Claudia, el artista juega con la imitación y adoración de las top models como iconos a seguir, jugando con los aires andróginos que muchas veces presentan las maniquíes.

Dalila Virgolini: La identidad en y a través de las redes sociales es el tema que aborda en su propuesta Mis fotos de perfil, un gran mural en el que podemos ver sus fotos de perfil de Facebook.

Olalla Gómez: Segundo ciclo recupera el concepto de reutilización y recomposición del barco como símbolo de identidad a través del tiempo, en su caso, fotografías de muebles abandonados a los que da una segunda identidad conformando un hogar fortuito pero manteniendo su uso y utilidad.

María Platero: La instalación Los Múltiples es una metáfora visual de las distintas capas que forman nuestro ser, nuestra identidad. Láminas de una misma cara pero con ligeras modificaciones, pequeñas muestras de nosotros mismos que crean un todo y que no se comprenden sin el resto.

Edurne Herrán: Growing pains, conecta a los protagonistas de su obra con su yo primigenio a través de la recuperación de un retrato infantil y su recreación en el presente para reflejar cómo la mutación es parte inseparable de nuestra evolución identitaria.

María Revueltas: participa en la muestra con una obra escultórica titulada Sobretodo, construida a base de objetos personales que forman distintas capas y hablan sobre el pasado y las fases de la vida.

Inma Herrera: Con el proyecto Recortados, la artista Interpreta a través de una serie de dibujos algunos de los casos recogidos en el libro de Alexander Lowen, El narcisismo. La enfermedad de nuestro tiempo, para evidenciar la necesidad de ocultarnos tras un falso decorado.

Juan Zamora: Su obra Shadow hands (a bird) representa el desdoblamiento identitario llevado al extremo bajo la silueta de un pájaro, y su sombra.

Nacho Martín Silva: En su serie The Models recupera la figura de algunas de las mujeres que posaron para grandes pintores de la historia. Las conocemos por la relación que mantuvieron con ellos y en base a esta perspectiva hemos construido una idea rudimentaria de lo que fueron.

Antonio Fernández: Constructing my identity, A men’s behaviour o Patrones, son los títulos de una serie de obras en la que reflexiona tanto sobre los modelos de conducta que oprimen al hombre, como sobre la construcción de los nuevos roles y de la identidad viril.

Sonia Navarro: En sus piezas siempre hay un vínculo con las labores del hogar y quehaceres relacionados con el mundo femenino, un claro componente de denuncia contra las obligaciones a las que ha sido relegada la mujer durante tantos años. En la muestra participa con la obra Lorza.

Javier Chozas: Autorretratao, en sus propias palabras, refleja «el proceso de disociación de la identidad nacido bajo el amparo de las redes sociales. En ellas, ha surgido la identidad digital, que convive con la física y, al menos hasta ahora, se comporta de modo complaciente.»

Solimán López: Reflexionar sobre la identidad del usuario en pantalla es la principal intención de la pieza Identidad, formada por 8.880 fotografías tamaño carnet que combina la imagen estática y la imagen en movimiento.