Prusik es el nombre de un nudo de agarre y bloqueo. Es una atadura de fricción con la característica que se suelta al liberar la presión. Un nudo de salvación.

Utilizamos la metáfora del nudo Prusik para representar el universo de una comunidad. Buscando nuevos parámetros se autodestierran con la propuesta de una nueva humanidad. Para no construir lo mismo y desde el coraje crear algo nuevo en relación a los vínculos, al deseo, al anhelo de ser libres, a la naturaleza original del ser; a la desnudez de uno mismo, a la emoción, al trabajo, a la familia, al planeta… Para recuperar la inocencia del devenir, para volver a jugar en paz y reencontrar la identidad que precede a la separación. Es urgente y necesario asaltar el Edén y recuperarlo.

Prusik es una pieza que coloca al espectador en un punto de observación contemplativo, intruso. El ver sin ser visto. Como el propio espacio escénico sugiere nos encontramos ante un diorama en movimiento donde observamos una comunidad con sus acciones, con sus días y sus noches, sus costumbres y ceremonias. Una comunidad auto-desterrada, inspirada por la filosofía huna y con influencias de la danza Hula hawaiana.
Una obra estructurada y concebida desde el origen para poder expandir el número de intérpretes a partir del trio original. Esta tribu será multiplicada con 4 o 6 intérpretes profesionales en el lugar de exhibición creando así la comunidad. Dos días de trabajo donde sucede la transmisión del lenguaje de la compañía y de la propia obra con el objetivo de crear lazos no solo artísticos sino emocionales, lazos que nos comprometen a pertenecer con todo el amor con todo el poder a una comunidad de intérpretes y de mujeres Prusik a través de la experiencia generar una red con señas de complicidad para entender una forma de sentir la danza, la comunidad y la ternura.

Una comunidad de intérpretes que irá creciendo y retro-alimentándose a través del universo de la obra.

Intérpretes guiadas por una férrea partitura física que sitúa, guía, conforma y dirige el movimiento individual y personal dentro del sistema general. Incrementando exponencialmente el imaginario físico, la energía, las cualidades y matices de la propuesta.

Crear una comunidad a través de una experiencia artística.

Es inevitable en nuestro espíritu intruso ampliar hacia otras lógicas y modos de hacer. Negarse a la finitud de una creación uni-direccional. Cerrada. Instituir el común, el compartir conocimiento y generar vivencias enriquecedoras dentro del tejido de la comunidad de la danza. La comunidad Prusik aspira a ser un proceso de mejora continua, con la posibilidad de perfeccionar, repensar y enriquecerse durante las diferentes versiones expandidas. Una oportunidad de compartir pensamiento, la experiencia de poder involucrarse en un proceso artístico profesional desde la semilla del trabajo en el aula a la ceremonia de ser observado.

FICHA ARTÍSTICA

Dirección: Virginia García y Damián Muñoz
Dramaturgia: Virginia García
Creación e interpretación: Virgini García, Helena Gispert
Intérpretes: Paola Reyes, Paula Perez, Katya GArcía, Virgini García, Helena Gispert
Score: Jesús Díaz (Making Music in Silence)
Soundtrack: La intrusa
Vestuario: La Intrusa
Iluminación: La Intrusa / Daniel Badal
Producción y Management: La intrusa
Duración: 69’ aprox.
Una producción de LA INTRUSA con el apoyo y colaboración de: Gobierno Vasco, Centro Coreográfico Canal. Compañía Residente Creación y Donostia Cultura-Teatro Victoria Eugenia .