Fecha
6 y 13 de junio de 2020.
En esta crisis del COVID-19 muchas trabajadoras de la limpieza y desinfección de hospitales y zonas públicas realizan su trabajo a pesar de estar exponiéndose a la enfermedad. Otras muchas no pueden desarrollar sus labores en hogares debido a las recomendaciones oficiales de quedarse en casa y a la aplicación de medidas sanitarias de distanciamiento.
Como homenaje a todas ellas proponemos dos documentales, uno producido en España y otro en México, que se acercan desde diferentes perspectivas al día a día de su trabajo, de sus reivindicaciones, de sus relaciones laborales y de la convivencia con sus empleadores y empleadoras.
Más de doscientas mil mujeres trabajan como camareras de piso en España, pero son tan fundamentales como invisibles en el sector de la hostelería.
En octubre de 2016, las Kellys (las que limpian los hoteles) decidieron organizarse para reclamar sus derechos. Han sido víctimas de la externalización y muchas de ellas se han quedado fuera de las plantillas de los hoteles, sin derechos y expuestas al despido cuando están de baja.
A pesar de las recomendaciones de las autoridades sanitarias de quedarse en casa, muchos puestos de trabajo se tienen que realizar in situ de manera imprescindible y otros muchos puestos son eliminados debido a contratos precarios y temporales. Las kellys son uno de los sectores que más sufrirán en esta crisis y muchas de ellas tendrán que ir al paro. Además, otras muchas y de manera prácticamente invisible, trabajan sin parar limpiando hospitales y centros de salud luchando día a día en el combate contra el virus covid-19.
La realizadora española Virgina García del Pino, directora del documental Basilio Martín Patino. La décima carta, filmó esta película hace ocho años en México. La relación entre la «señora» y la «sirvienta», a través de entrevistas realizadas en México, nos muestra cómo estas trabajadoras son imprescindibles para que mujeres de clase alta y media se puedan liberar teniéndolo todo: marido, hijos, trabajo.
Este documental no pretende denunciar una situación laboral desfavorable, todas las trabajadoras están contentas con su salario y son tratadas con respeto. Pero dentro de esta normalidad y mutua aceptación hay algo en la relación sirvienta-señora que es diferente a cualquier relación laboral empleada-patrona, tiene que ver con el hecho de servir, con la convivencia con una familia ajena y en otra realidad tan alejada de la suya. Hay algo escondido en estas imágenes, en cómo se presentan ante la cámara unas y otras, en sus gestos, en su manera de sentarse, en lo que dicen y sobre todo en lo que no dicen.
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