Guitarrista y compositor italiano, nacido en la Toscana, Daniele Morelli comenzó a estudiar piano a los 7 años y guitarra a los 11 en la Musi Artwork Village en Pisa, y luego jazz en Siena en los cursos de Siena Jazz. Inicialmente con fuertes influencia del blues, viró en su música en el momento en que participó en la orquesta Atmaniam que lo acercó a la llamada «música del mundo», principalmente a la de África, la India y Turquía. Posteriormente, se integró a varios proyectos musicales de blues y música gitana que lo llevaron a participar en conciertos y eventos en todo el país.

En 2004 nace su primer proyecto personal de rock progresivo con la agrupación Milvus. Tras varias presentaciones y colaboraciones artísticas multidisciplinarias en Italia, grabaciones (un disco de estudio, Milvus, y otro en vivo, Impronte Analogiche), el grupo viaja a Holanda, estableciéndose en Ámsterdam por un año. En Lyon, Francia, estudió con el guitarrista Philippe Roche (Michel Petrucciani, David Liebman) y participó en las clínicas de Barry Harris, Jonathan Kriesberg, Alessio Menconi y Gilad Hekselman. Desde entonces ha tocado en diversos foros y festivales en Italia, Holanda, Francia, Bélgica y México.

Experto conocedor del jazz en todas sus formas, inspirado por sus últimos viajes en México -que van desde las montañas del sur hasta el desierto del norte, pasando por la gran Ciudad de México hasta la selva lacandona-, Daniele acaba de grabar su nuevo álbum, Misión azul, con músicos de Panamá, El Salvador, Chile y México.

El lanzamiento del disco tendrá lugar el próximo 29 de enero con la OFF Record de Bruselas.

Daniele Morelli actualmente vive entre Bruselas y México presentándose con varias formaciones de jazz: Morelli Electric Quartet, DaDa Beat Orchestra, Daniele Morelli standard trío, Grupo Tsikuaki (una fusión etre jazz y música wirarika), etc.

Más allá de su impecable nivel técnico, Morelli demuestra, con frases claras, matices y cadencias, un instinto musical muy propio. Ese instinto lo traslada de una improvisación basada en una compleja secuencia armónica a una danzarina frase, o a atacar con un sencillo ritmo de blues. Sin duda, lleva el swing en la sangre.